lunes, 30 de agosto de 2010

EL SAHARA LA PALESTINA DEL NOROESTE DE AFRICA

INTRODUCCIÓN

El Sahara, Sáhara o Sahara Occidental (antiguo Sahara Español) es un territorio de África situado en el extremo occidental del desierto del Sahara, a orillas del océano Atlántico. Es uno de los dieciséis territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, con el fin de eliminar el colonialismo. Su proceso de descolonización fue interrumpido en 1976, cuando su antigua potencia colonial, España, abandonó el Sahara Occidental en manos de Marruecos y Mauritania (conforme a lo dispuesto en los Acuerdos de Madrid, ilegales según el derecho internacional). El territorio está ocupado actualmente casi en su totalidad por Marruecos, aunque la soberanía marroquí no es reconocida ni por las Naciones Unidas ni por ningún país del mundo, y es rechazada por el grupo independentista Frente Polisario, que proclamó su independencia en 1976 creando el estado de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocido hasta el momento por 81 países. La RASD administra la región no controlada por Marruecos, el cual denomina oficialmente al territorio como sus Provincias Meridionales. Por otro lado, Mauritania ocupa la ciudad sureña de La Agüera.

Estatus político del Sahara Occidental

Según un informe solicitado por el Consejo de Seguridad al asesor jurídico de las Naciones Unidas, los Acuerdos de Madrid no hicieron a Marruecos ni a Mauritania potencias administradoras del territorio, por lo que este sigue siendo, a efectos jurídicos, un territorio no autónomo. Este informe (documento S/2002/161) dirigido al presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y fechado el 29 de enero de 2002, indica en su párrafo sexto:

El 14 de noviembre de 1975 España, Marruecos y Mauritania emitieron en Madrid una declaración de principios sobre el Sahara Occidental (el “Acuerdo de Madrid”), con arreglo al cual las facultades y responsabilidades de España, como Potencia administradora del Territorio, se transfirieron a una administración temporal tripartita. El Acuerdo de Madrid no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente. La transferencia de la autoridad administrativa sobre el Territorio a Marruecos y Mauritania en 1975 no afectó la condición internacional del Sahara Occidental como Territorio no autónomo.

El administrador de facto de la mayor parte del territorio es Marruecos. El resto se encuentra controlado por la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

La RASD está reconocida por la Unión Africana y por 81 países en el mundo, la mayoría africanos o latinoamericanos. Los últimos en hacerlo han sido Sudáfrica en 2004 (por una promesa personal de Nelson Mandela que tenía con el movimiento nacional saharaui cuando ambas organizaciones aún luchaban por la emancipación real de sus respectivos países), Uruguay en 2005 y Haití en 2006. Además del restablecimiento de relaciones por parte de Ecuador en 2006, Nicaragua en 2007 y de Paraguay en 2008. La RASD no está reconocida ni por la ONU ni por la Liga Árabe ni por ningún país europeo ni ningún miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las pretensiones de Marruecos respecto a su "integridad territorial" (lo que podría ser interpretado como apoyo a su reivindicación sobre el Sahara Occidental) son bien vistas, últimamente por el apoyo oscilante de 25 estados y por la Liga Árabe. Sin embargo, ningún país reconoce formalmente la anexión, como admite el informe del Secretario General de la ONU del 19 de abril de 2006: Ya que ello implicaría el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, cosa que estaba fuera de cualquier consideración, dado que ningún Estado Miembro de las Naciones Unidas había reconocido dicha soberanía.

Historia del Sahara Occidental

Marruecos, que fue durante mucho tiempo el motor económico del Oeste sahariano y el punto de derrame de las mercancías procedentes del Oeste africano, extendía su influencia más allá de Tagart y a lo largo de las pistas del Sáhara desde el arco Agadir-Sijilmassa-Tuat, englobando a la vez las ciudades del Norte de Marruecos y los valles de los ríos Senegal y Níger. En esta vasta región que iba de Tánger a la cuenca del río Senegal, la influencia marroquí se manifestaba por la circulación de una moneda única y por el mismo sistema de peso y de medida. Las mercancías circulaban sin obstáculos aduaneros, porque se trataba de intercambios internos practicados en los límites de un solo conjunto cultural y económico. En la segunda parte del siglo XIX, Marruecos conoció acontecimientos políticos graves que provocaron que el poder del Sultán se debilitase. El país fue entonces dividido por Francia y España, y el Sáhara no escapó a la política colonial Europea. A causa de sus potencialidades pesqueras y gracias a las salinas de las Islas Canarias que permitían la conservación y el transporte del pescado, España tuvo rápidamente una posición regionalmente dominante. Desde el siglo XV, los españoles fueron atraídos por el litoral del Sahara. Su primer establecimiento sobre esta parte del litoral sahariano data de 1476 cuando Diego García De Herrera, señor de Lanzarote hizo edificar un fuerte que bautizó "Santa Cruz de la Mar Pequeña" y que fue destruido más tarde por el sultán El Wartassi en 1527. En 1860, la guerra hispano-marroquí se acaba con la victoria de los españoles en la batalla de Tetuán, que les permitió apoderarse de la ciudad de Tetuán y en el tratado de paz, insertaron el artículo n° 8 que les permitió controlar posteriormente el Sáhara. Reclamada como territorio por España en 1885, la ocupación efectiva del interior del territorio no se realizó hasta 1934.

El 6 de noviembre de 1975 la Marcha Verde (apoyada por Estados Unidos) traspasó la frontera internacionalmente reconocida del Sahara Occidental. En virtud de los acuerdos de Madrid de 1975, se estableció una administración temporal tripartita constituida por España, Marruecos y Mauritania. El 26 de febrero de 1976 España abandonó el territorio, tras lo cual el Frente Polisario (apoyado por Argelia) proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y emprendió una guerra de liberación del territorio contra estos dos países.

En 1979 Mauritania, derrotada, firmó la paz con el Frente Polisario renunciando a sus pretensiones en el territorio, al mismo tiempo Marruecos materializó la ocupación, con el apoyo de Estados Unidos. En la ocupación Marruecos bombardeó a la población saharaui con napalm y fósforo blanco con el objetivo de cometer genocidio, lo que ocasionó la huida de muchos al exilio en el desierto. En 1991, Marruecos y el Frente Polisario firmaron un alto al fuego auspiciado por la ONU que estableció la Misión de Naciones Unidas para el referendum en el Sahara Occidental (MINURSO), que se celebraría en febrero de 1992. El Frente Polisario acusa a Marruecos de ir aplazando la convocatoria del referéndum mediante apelaciones para que la población no saharaui instalada por el gobierno marroquí en la zona durante los últimos años (que ya es mayoría) tenga derecho a voto. Marruecos rechaza estas acusaciones y acusa a Argelia y el Polisario de aumentar la población de la RASD con el aporte de Saharauis Argelinos; por el momento, Argelia no permite ningún tipo de censo de la población de los campos de Tinduf y sólo existen estimaciones.

Para superar el estancamiento del proceso de paz, las Naciones Unidas designaron a James Baker como Enviado Personal del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental. Bajo sus auspicios, en 1997 Marruecos y el Frente Polisario firmaron los Acuerdos de Houston. En enero de 2000 se finalizó el proceso de identificación de votantes para el referéndum de autodeterminación. Se presentaron 120.000 apelaciones pero, en lugar de tramitarlas de acuerdo con los procedimientos pactados por las dos partes, el Secretario General de la ONU congeló el proceso.

Para superar el bloqueo, el secretario general propuso un plan para la repartición del Sahara entre Marruecos y el Frente Polisario, solución que fue aceptada por el Frente pero rechazada por Marruecos. Para superar de nuevo este bloqueo James Baker propuso otro plan, el llamado plan Baker II que en 2003 fue avalado por unanimidad por el Consejo de Seguridad (Resolución 1495). Marruecos, sin embargo, no aceptó dicho plan, porque según los responsables marroquíes el plan no garantiza la participación de todos los saharauis en el referéndum de autodeterminación. Marruecos propuso en su lugar conceder al Sahara Occidental una amplia autonomía bajo su soberanía (cuyas condiciones no han sido todavía concretadas) y la creación de CORCAS (Consejo Real para los Asuntos del Sahara) compuesta por miembros de distintos clanes y tribus saharauis designados por el rey de Marruecos, pero esta solución fue rechazada por el Frente Polisario.

Actualmente, el territorio del Sahara Occidental se halla dividido por un muro de más de 2.000 km de largo que divide de norte a sur el Sahara Occidental. La zona al oeste del muro de protección marroquí es el territorio ocupado por Marruecos, llamado "Sahara Marroquí", mientras que la zona al este del muro constituyen los denominados por el Polisario "territorios liberados" o "zona defensiva" para Marruecos.

Gobierno y política

El estatus legal del territorio y la cuestión de la soberanía están por resolver. Se encuentra en su gran mayoría bajo el control de Marruecos, pero el Frente Polisario, que constituyó en 1976 la República Árabe Saharaui Democrática, lo disputa. Desde entonces los dos bandos se han enfrentado militar y diplomáticamente en varias ocasiones y con diversos grados de intensidad.

Organización político-administrativa

Antiguamente se dividía en Saguia el Hamra (con capital en El Aaiún) y Río de Oro (capital Dajla, donde existe un aeropuerto, antiguamente llamada Villa Cisneros). Otras poblaciones importantes son Smara, Bir Lehlu, La Güera (o La Agüera, actualmente un despoblado) y Guerguerat.

Marruecos dividió el Sahara Occidental en cuatro provincias: Boujdour (Bojador), Laâyoune (El Aaiún), Es-Smara (Smara) y Oued Eddahab (Río de Oro). Tras la reorganización territorial de 1997, el territorio del Sahara Occidental pertenece a tres regiones marroquíes (Oued Ed-Dahab - Lagouira, Laâyoune - Boujdour - Sakia El Hamra y Guelmin - Es-Semara). Las dos últimas incluyen también territorio de Marruecos propiamente dicho (una pequeña porción de Cabo Juby aquélla y una gran porción del sur de Marruecos la última).

Derechos humanos

En 2009 la Eurocámara expresó su preocupación ante la ONU por el deterioro de la situación de los derechos humanos en la región. Expresamente se refirió a los derechos de "libertad de expresión, asociación, manifestación y comunicación". Añade además que la justicia marroquí de la zona está sesgada por la presión de protección del dominio.

Geografía

Sahara Occidental se encuentra ubicada en África del Norte, limitando hacia el norte con el Océano Atlántico, entre Mauritania (este y sur) y Marruecos (norte). Limita también al noreste con Argelia.

Atravesado por el Trópico de Cáncer, el territorio está ocupado por el desierto del Sahara, siendo una parte erg (arenosa) y otra hamada (pedregosa).

Ecología

La escasa vegetación casi sólo se limita a los oasis. Existen algunas especies de animales adaptadas al árido hábitat desértico, como el ratón brincante del desierto.

Según WWF, casi todo el territorio pertenece a la ecorregión de desierto denominada estepa del Sahara septentrional; salvo la costa, que se divide entre el bosque seco mediterráneo y matorral suculento de acacias y erguenes, en el extremo norte, y el desierto costero atlántico, en el centro y sur, y algunos enclaves de salobral del Sahara en el interior.

Economía

Sahara Occidental cuenta con pocos recursos naturales y no posee suficientes precipitaciones como para abastecer la mayoría de las actividades agrícolas. Su economía se centra en el pastoreo nómada, la pesca y la extracción de fosfatos, de los que constituye el mayor yacimiento del mundo. La mayoría de los alimentos para la población urbana debe ser importada. Todo el comercio y otras actividades económicas son controlados por el gobierno de Marruecos. Los ingresos y estándares de vida se encuentran sustancialmente por debajo de los de Marruecos.

Demografía

Evolución demográfica entre 1961 y 2003(fuente: FAO, 2005). Población en miles de habitantes.

La población del Sahara Occidental en su mayor parte es de origen árabe (bereberes arabizados) y bereber, existe también una escasa minoría de ascendencia española o europea, y de raza negra. Gran parte de la población saharaui originaria (alrededor de 155.000) se halla refugiada en campamentos en Tinduf desde1975

El Sahara Occidental es uno de los territorios más escasamente poblados del mundo y posiblemente el de menor densidad de población. Hacia julio de 2004 existía en el Sahara Occidental una población estimada en 267.405 personas.

El idioma oficial es el árabe, aunque se habla diariamente el dialecto conocido como hassanía, también hablado en Mauritania. También se habla el español, tanto en la zona controlada por la RASD, donde se estudia como lengua cooficial, como en la zona ocupada por Marruecos, donde lo hablan como segundo idioma los saharauis de origen, particularmente los que crecieron bajo la ocupación española, y con giros y modismos de Canarias y en ocasiones arcaísmos de los años 1950, lo que lo hace interesante filológicamente.

La religión predominante es el islam.

LA MARCHA VERDE

La Marcha Verde fue la estrategia de Marruecos con la intención de ocupar el Sáhara Español iniciada el 6 de noviembre de 1975.

Marruecos envió a unos 350.000 ciudadanos y 25.000 soldados para invadir el por entonces territorio español, de modo que apoyasen y legitimasen la anexión, organizada por el rey Hassán II, durante la crisis política de España en los últimos meses del franquismo.

Todo vino a raíz de la resolución 3458 B del 10 de diciembre de 1975 de las Naciones Unidas, que ratificaba los planes de la ONU del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. El rey Hassán autorizó la marcha por la parte norte del Sáhara Occidental como medida de presión nacional e internacional sobre España, además de desplegar por la parte sur diversas acciones militares.

El ejército español minó y señaló claramente la zona fronteriza a la que se dirigía la marcha, desplegándose a continuación inmediatamente detrás. Hasta que no se produjeron los Acuerdos de Madrid, la Marcha Verde permaneció estacionada a unos cientos de metros de los campos de minas, controlada por la policía marroquí que se empleaba contundentemente cuando movimientos espontáneos de civiles se dirigían hacia las tropas españolas.

Una semana después y en medio de la agonía del general Franco, con los acuerdos tripartitos de Madrid, cedía la administración del tercio sur del territorio saharaui a Mauritania y los dos tercios septentrionales a Marruecos. La operación fue vendida a la opinión pública europea, que seguía los medios de comunicación de la época, como una invasión pacífica de pobladores autóctonos (que diferían bastante en usos, ritos y costumbres con los naturales), a pesar de que paralelamente y más al este se producía la invasión militar del territorio.

Actualmente la situación sigue sin resolverse. Hay un plan especial todavía de la ONU, la MINURSO, para asegurar un futuro referéndum para la autodeterminación, y aunque Mauritania abandonó la parte sur después de las continuas derrotas militares por incursiones de la organización independentista saharaui Frente Polisario, el Sáhara Occidental continúa dividido y militarizado en la mayor parte bajo gobierno marroquí, que también ocupó militarmente la inmensa mayoría de la zona sur abandonada por Mauritania (salvo una parte en torno a Cabo Blanco para resguardar la capital Nuakchot).

Se ha dado el nombre de Marcha Verde a la marcha a través del desierto que realizaron el 1975 300.000 colonos y 25.000 soldados marroquíes con la intención de tomar el Sáhara Occidental, alentada por los clamores irredemptistes que pedían la anexión del entonces Sáhara español al territorio marroquí. Fue organizada por el rey Hassan II, desde un despacho de Londres y con el apoyo secreto de los Estados Unidos de América.

Todo va surgir a raíz del dictamen de 16 de octubre de 1975 del Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, que ratificaba los planes de la ONU, y de la confirmación del gobierno de España del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Esto fue interpretado como el reconocimiento de los vínculos del Sáhara con el Marruecos, y, después de poner numerosos obstáculos al referéndum de autodeterminación propuesto por la ONU, el 6 de noviembre de 1975, se llevó a cabo la marcha.

El ejército español minó y señaló claramente la zona fronteriza a la cual se dirigía la marcha, desplegándose a continuación inmediatamente detrás. Hasta que no se produjeron los Acuerdos de Madrid, la Marcha Verde permaneció estacionada a unos metros de los campos de minas, controlando el miedo la policía marroquí que se empleaba a fondo cuando movimientos espontáneos de civiles se dirigían hacia las tropas españolas.

Una semana después, con los Acuerdos Tripartitos de Madrid, España compartió con Marruecos y Mauritania la administración del territorio sahariano.

SU HISTORIA

A pesar de que el Sahara Occidental no ha sido nunca una nación en el sentido moderno del término, siempre ha estado presente un sentimiento de nacionalidad entre las tribus nómadas que han habitado en este territorio. Parece ser que los fenicios establecieron colonias en la costa del actual Sahara Occidental en la época de Hannón el Navegante, pero se desvanecieron sin dejar rastro.

El Sáhara Español.

La creciente desertización del desierto del Sahara, anterior a la introducción del camello (principios del primer milenio) causó el práctico aislamiento de la región. La introducción del camello, hacia el siglo III d. C., supuso una revolución en la ganadería y en las comunicaciones a través del desierto, de modo que el territorio del actual Sahara Occidental se convirtió en parte de una de las principales rutas de comercio del mundo, trasportando sal y oro entre el norte de África con África occidental.

El Islam llegó a la zona en el siglo VIII y tuvo un éxito inmediato. La lejanía del califato facilitó la independencia de la región. Los almorávides, un grupo de estrictos intérpretes del Corán, surgidos en esta región, controlaron (1053–1147) el norte de África e incluso al-Ándalus, al otro lado del estrecho de Gibraltar.

Hasta entonces la población, aunque musulmana, seguía siendo bereber; pero a comienzos del siglo XIII los árabes maqil emigraron de Libia hacia el Oeste, y el rey Merini de Marruecos Abu Yusuf los rechazó al sur del Draa por lo que ocuparon el Sahara Occidental y Mauritania dando origen a las tribus hasaníes que se impusieron sobre los bereberes sanhaya en el siglo XIV, y con ellos su dialecto árabe, el hasanía.

Las conquistas francesas en Mauritania empujaron hacia la Saguia el Hamra y el Draa a los seguidores de un dirigente musulmán Ma el Ainin (1838–1910), que en 1898–1902 fundó una ciudad en la actual Smara como centro para el comercio y el estudio religioso. Además de enfrentarse a los franceses en el sur, intervino en los asuntos de Marruecos, alterado a consecuencia del Tratado de Algeciras de 1906, siendo expulsado por los franceses en 1910. Su hijo y sucesor, El Hiba, fue atacado por una columna francesa de Mauritania que destruyó parcialmente Smara en 1912. El Hiba se proclamó sultán (conocido como el sultán azul) y tras el tratado franco-marroquí de 1912, que tenía cláusulas contra él, entró en Marrakech, pero en 1913–1919 fue expulsado por los franceses y murió.

La región situada entre el cabo Bojador y el cabo Blanco fue reclamada por España en 1884, durante la Conferencia de Berlín (establecimiento de una factoría en la península de Dajla y dependencias en la bahía de Cintra y en Cabo Blanco a finales de 1884 por Bonelli). En 1885, comenzó la construcción de Villa Cisneros y el establecimiento de factorías en Río de Oro y Bahía Blanca. Los españoles siguieron su avance hacia el interior y el norte del cabo Bojador. Ante las fricciones con Francia, una serie de acuerdos en 1900, 1904 y 1920 delimitaron las áreas de influencia de ambos países, fijándose el límite norte del Sahara Occidental en el paralelo 27º 40'. España dividió su posesión en dos distritos administrativos independientes, Río de Oro, al sur y Saguia el Hamra, al norte, que se unieron el año 1958 para formar la provincia española del Sahara Español.

El capitán de Infantería Francisco Pérez Pérez, que se encontraba en La Agüera (Río de Oro) ocupando el cargo de Gobernador español, realizó tres viajes por el interior del desierto saharaui entre los años 1931 y 1935, por decisión propia y en coche, acompañado de un mecánico. Visitó las agrupaciones nómadas de aquella parte del Sahara y creó un mapa de la zona.

En 1949, Manuel Alia Medina, un geólogo español, descubre en Bucraa los yacimientos de fosfatos más grandes del mundo.

En el periodo transcurrido entre El 14 de enero de 1958, año en que el Sahara pasó a ser provincia española y 1975, año del abandono de España del territorio que fue ocupado conjuntamente por Marruecos y por Mauritania, fueron protagonistas las siguientes personas: Luis Rodríguez de Viguri, secretario general del gobierno del Sáhara entre 1974 y 1976; Seila Uld Abeida Uld Ahmed y Jatri Uld Said Uld Yumani, presidente de la Yemaá, Asamblea General del Sáhara; Sidi Baba uld Hassena, alcalde de Villa Cisneros; Sidi Brahim Bassiri, fundador de la Organización Vanguardia Liberación Sahara, primer movimiento independentista saharaui; Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario; Halihenna Rachid, presidente del PUNS (Partido de Unión Nacional Saharaui), creado por España.

El fin de la provincia

Tras su independencia, Marruecos reclamó el territorio del Sáhara Occidental como parte de su "Gran Marruecos". En 1967, la ONU recomendó la descolonización del territorio en tanto que poco después, Mauritania también se sumó a las reclamaciones territoriales marroquíes.

Entre tanto, comienza la agitación nacionalista en el Sáhara Occidental. En 1968 se crea el Movimiento de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro bajo el liderazgo de Sidi Brahim Bassiri. La represión de un brote nacionalista en El Aaiún, el 17 de junio de 1970 concluye con 40 muertos y cientos de detenidos. Bassiri es arrestado y nunca se volvió a saber de él. Probablemente las fuerzas de seguridad españolas le asesinaron poco tiempo después de su arresto. Poco después, en 10 de mayo de 1973, se crea el Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), que comienza la lucha armada contra España. Su primera acción tiene lugar el 20 de mayo de ese año con 17 combatientes que tan sólo contaban con cinco armas. Los choques armados se sucederían durante los siguientes meses.

En 1974, España anuncia sus planes para conceder mayor autonomía a los saharauis y para celebrar un referéndum durante la primavera de 1975. Marruecos se opuso al proyecto español, en tanto que la ONU forzó a España a suspender el referéndum y a acudir al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. En septiembre de 1975, se emitió el dictamen que, sin embargo, no clarificó qué debía hacerse (condena las pretensiones de Mauritania y Marruecos sobre el Sáhara Occidental pero tampoco reconoce el derecho a la autodeterminación de la zona). La situación se fue deteriorando hasta que el rey Hassán II de Marruecos organizó la llamada Marcha Verde (16 de octubre de 1975). Mientras tanto, la administración española organiza la Operación Golondrina, una operación para evacuar a los españoles del territorio. Se llevarían hasta los cadáveres de los cementerios. El 6 de noviembre de 1975, unos 300.000 marroquíes desarmados concentrados en la ciudad marroquí de Tarfaya, cerca de la frontera, se internan en el Sahara Occidental. Poco antes (31 de octubre), tropas marroquíes habían cruzado la frontera noroeste del Sahara Occidental y enfrentado a tropas del Polisario.

En este clima de tensión, agravado por la agonía de Franco en España, Marruecos, Mauritania y España firman en Madrid (14 de noviembre de 1975) un acuerdo por el que España se comprometía a poner fin a su presencia en el Sahara el 28 de febrero de 1976 y a compartir hasta entonces la administración del territorio del Sahara Occidental con Mauritania y Marruecos. Este acuerdo contó con la oposición frontal de Argelia y del Frente Polisario. Ante la presión de la Marcha Verde, las guarniciones españolas se habían retirado a El Aaiún, Smara y Villa Cisneros.

Tropas mauritanas y marroquíes empiezan a ocupar las ciudades del Sahara Occidental (Smara, 27 de noviembre; El Aaiún, 11 de diciembre; La Güera, 20 de diciembre; Villa Cisneros, 9 de enero). Los saharauis empiezan a abandonar las ciudades (noviembre 1975-febrero 1976) para instalarse en el desierto. Tras los bombardeos marroquíes de los campos, finalmente terminarían en campos de refugiados en Argelia.

El 26 de febrero de 1976, los últimos soldados españoles abandonaban el Sahara Occidental. Aquella misma noche, cuando las tropas marroquíes ya habían estrado en el territorio, el Frente Polisario proclamaba la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El 14 de abril, Mauritania y Marruecos firmaban un acuerdo en Rabat por el que se repartían el país: los dos tercios más al norte para Marruecos y el tercio restante para Mauritania.

Hasta hoy

Las guerrillas del Polisario, con base en Argelia, lanzaron, entre 1976 y 1978, continuos ataques contra las tropas marroquíes y mauritanas en el Sahara Occidental (llegan incluso a atacar la capital de Mauritania). Consecuencia de esta guerra de desgaste, Mauritania renunció a sus pretensiones territoriales en el Sahara y en 1979, firmó la paz con el Frente Polisario (Acuerdo de Argel). Sin embargo, su lugar es ocupado por Marruecos, que proclama su soberanía sobre la totalidad del territorio del Sahara Occidental.

Es después del abandono de Mauritania cuando la RASD consigue su mayor reconocimiento internacional. Admitida formalmente en la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1982, consigue estatus de pleno derecho en 1984 (lo que origina el abandono de ésta por parte de Marruecos). En 1985, ya había sido reconocida oficialmente por 61 países. Ese año, las Naciones Unidas instan a una negociación entre las partes y a la celebración de un referéndum en el Sahara Occidental con la retirada previa de las tropas marroquíes.

Sin embargo, sobre el terreno, las operaciones militares empiezan a torcerse para el Frente Polisario, con la construcción por Marruecos de una línea defensiva en pleno desierto. En agosto de 1980, Marruecos comienza la construcción del muro, el cual divide el territorio del Sahara Occidental de norte a sur. Terminado en abril de 1987, mide 2.720 kilómetros, protegiendo los yacimientos de fosfatos de Bucraa, El Aaiún y Smara, hecho de arena de al menos 2 metros de alto, esta rodeado de campos minados posee fortalezas cada 5 Km. y esta resguardado por más 100.000 soldados.1

Finalmente, en agosto de 1988, Marruecos y el Frente Polisario dan su visto bueno a un plan de paz elaborado por la ONU y la OUA, que planean el alto el fuego y el control del territorio del Sahara por una misión de las Naciones Unidas, la cual prepararía la celebración de un referéndum sobre el futuro del territorio.

Las conversaciones comienzan en 1989, pero pronto surgen las dificultades, especialmente debido a discrepancias sobre el censo que debía usarse en la consulta. El Frente Polisario sostiene que la base del censo debería ser el censo español de 1974, en tanto que Marruecos sostiene que el referéndum debe contemplar a los actuales pobladores del territorio. De esta forma, el referéndum se fue aplazando. El 29 de abril de 1991, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en su resolución 690, decidió establecer la misión para el referéndum (MINURSO, Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental), que se despliega en el territorio ese mismo año, cuyo objetivo es, además de preparar la consulta, supervisar el alto el fuego. Aunque la consulta está prevista para 1992, ésta no se produce debido a las discrepancias sobre el censo. La década de los noventa transcurre entre intentos de elaborar un censo para el referéndum, entre continuas discrepancias entre ambas partes. Entre tanto, Hassán II de Marruecos decreta la división del Sahara Occidental en provincias, equivalentes a las marroquíes. En 1999, se publica el primer censo electoral (con más de 86.000 votantes). Sin embargo, la situación sigue estancada.

En enero de 2000 se completó el nuevo censo, pero de nuevo los desacuerdos entre Marruecos y el Frente Polisario impiden la celebración del referéndum. Ese año, Marruecos expresa su intención de negociar con el Frente Polisario la concesión de cierta autonomía al Sahara Occidental, pero cerrando la puerta a cualquier referéndum. En enero de 2003, el enviado especial de la ONU, el antiguo secretario de estado estadounidense, James Baker, se entrevistó con representantes de ambas partes proponiéndoles una programa (Plan Baker II) que incluía una amplia autonomía del Sahara Occidental dentro de Marruecos como fase previa a la celebración de un referéndum sobre el estatus final del territorio en un plazo de cuatro años. Tanto Marruecos como el Polisario rechazaron la propuesta en marzo. No obstante, el Frente Polisario cambió de opinión en julio, aceptando el plan. No así Marruecos, que seguía manteniendo la marroquinidad del Sahara y su rechazo a la opción de la independencia. Para favorecer su aceptación, se aceptó incluir la posibilidad de una amplia autonomía dentro de las opciones del referéndum. El mandato de la MINURSO se prolongó (en la resolución 1570 de 28 de octubre de 2004, el Consejo de Seguridad extendío el mandato de MINURSO hasta el 30 de abril de 2005), pero hasta el momento no se ha llegado a ninguna solución ni, por descontado, a la celebración de ninguna consulta. Mientras tanto, los refugiados saharauis siguen en el desierto argelino, fundamentalmente en los Campos de refugiados de la provincia de Tinduf.

El presidente de la ONU, Kofi Annan, llegó a decir a finales de su mandato que el conflicto del Sahara tenía una muy difícil solución. Los estados miembros de la ONU no han sido capaces hasta el momento de hacer cumplir las resoluciones de la ONU. El referéndum parece atrasarse sine die.

En 2005, los principales núcleos urbanos del Sahara Occidental se convirtieron en el escenario de graves protestas en contra de la ocupación marroquí. El 25 de mayo de 2005, la policía marroquí disolvió la manifestación pacífica en apoyo de la independencia y al Frente Polisario.

Haidar y Marruecos: naciones y estados

Posted by mutaturinillis en 5 Diciembre 2009

El caso de Aminatou Haidar y, por extensión, del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario nos permite realizar un análisis sobre la definición de nación y los procesos de creación o modificación de estados en la actualidad. El detonante de la crisis que tiene como protagonista a la activista saharaui es, aparentemente, trivial: el indicar que su nacionalidad no es marroquí, sino saharaui, en un documento oficial a fin de ingresar en los territorios ocupados por el Reino de Marruecos. Ante esto, la administración marroquí afirma que Haidar ha rechazado voluntariamente a la nacionalidad alauita y, por lo tanto, el estado no tiene la obligación de permitir la entrada a dicha activista a los territorios marroquíes. Si yo, por poner un ejemplo, afirmara que mi nacionalidad no es española, sino que soy un oriundo del Valhala en un documento oficial difícilmente se generaría un incidente similar al de Haidar (a lo más, daría pie a algún tipo de estudio clínico, a varias anécdotas entre los funcionarios de la administración y a algún trámite burocrático de más); otra cosa sería si un bilbaino de reconocida militancia independentista renegara en dicho documento de la nacionalidad española para afirmar su nacionalidad vasca, aunque en este caso el incidente tampoco llegaría al nivel que estamos viendo actualmente con Haidar (a menos de que se dieran una serie de sucesos marcados por la torpeza política, lo cual es un factor a tener siempre muy en cuenta).

El caso de Sahara Occidental viene marcado por las tensiones originadas entre la construcción de un estado (la República Árabe Saharaui Democrática) y la consolidación de otro (el Reino de Marruecos) en torno a una única nacionalidad (la marroquí), que necesita absolver a las diversas comunidades que conviven en su interior: desde las poblaciones árabes mayoritariamente urbanas a los saharauis nómadas, pasando por los pastores bereberes. Cada grupo conforma su propia identidad con un mayor o menor nivel de identificación con el estado marroquí. Hasta este punto, no hay grandes diferencias con otros proceso de construcción del estado en otros lugares en el que convivían varias comunidades diferenciadas (evito referirme en estos momentos a dichas comunidades como nacionalidades por cuestiones que se explicarán más adelante), como pueden ser Francia, Inglaterra o la misma España. El estado en consolidación trata de generar la nacionalidad común a través de varias vías: un idioma único para todo el territorio impulsado a través del sistema educativo, una estructura económica coherente en base a alianzas con las élites de las distintas comunidades, la difusión de un pasado común y la represión de aquellos focos donde se cuestiona por la vía de los hechos el poder del estado, es decir, allí donde se puede imponer otras estructuras de poder sobre el territorio.

En este aspecto, queda meridianamente claro que Marruecos no ha consolidado definitivamente su estado mientras queden territorios (en principio bajo su autoridad) en los que otro poder ejerce de manera efectiva la autoridad, es decir, donde el ejército o la policía no puede imponer la ley del estado marroquí aun estando mandatados para ello. Nos estamos refiriendo a las zonas liberadas por el Frente Polisario.

Independientemente del reconocimiento internacional que pueda tener, en la franja oriental del Sahara Occidental el estado es la República Arabe Saharaui Democrática, el cual ejerce su poder a través de sus fuerzas armadas, mandatadas para mantener las instituciones creadas para la RASD en dichos territorios. Esto es así asumiendo que el estado no es más que “un conjunto de instituciones que poseen los medios de coerción legítima, y los ejercen en un territorio definido y sobre su población” según la definición del nada subversivo Banco Mundial. Una definición que podría resumirse con la máxima maoista de que el poder “nace de la boca del fusil”.

Por lo tanto, se quiera reconocer o no, en el Sahara Occidental se enfrentan dos estados independientemente de las sutilezas diplomáticas en las que se muevan los implicados. Y esto es algo que no ocurre en el País Vasco o en la Bretaña francesa. Por otro lado, y a efectos reales, un estado puede sobrevivir sin reconocimiento externo siempre que cuente con un alto consenso interno o, en su defecto, con unas fuerzas armadas capaz de defender sus instituciones.

Ahora bien, las cuestiones sobre la legitimad de uno u otro estado para administrar los territorios del Sahara (una historia común que se remonta al Imperio Almorávide o la existencia de una comunidad saharaui diferenciada) no son más que herramientas políticas para la consolidación de cada estado en dicho territorio. Y ambos argumentos tratan de llegar a la misma conclusión: existe una nación que es la que debe administrar el Sahara Occidental; para unos, la nación es la nación saharaui, para otros la marroquí. Tomando las líneas argumentales de cada una de las partes de forma independiente, se podría decir que ambas tienen razón. Pero conseguir esta conclusión nos estariamos saltando una premisa fundamental: ¿qué es una nación?

Máxima extensión del Imperio Almorávide, que ocupó los territorios de los actuales Marruecos, Sahara, Mauritania y el sur de España y Portugal.

Lo primero que queda claro es que una nación no siempre es equiparable a un estado. Ejemplos sobran, empezando por los más espectaculares casos de estados plurinacionales como la Unión Soviética, la antigua Yugoslavia o el Imperio Austrohúngaro. Es decir, estados en los que coexistían, de forma reconocida, una serie de naciones identificadas (de mejor o peor forma) con un mismo estado. ¿Qué es lo que identificaba, por lo tanto, a las naciones? Se suele argumentar que una historia común, pero esto sigue sin marcarnos la línea que transforma a una comunidad o a un grupo de comunidades vecinas en una nación. Como ya hemos dicho, Marruecos se escuda en el Imperio Almorávide para legitimar la administración sobre el Sahara. Un argumento, por cierto, que también le permitiría reclamar la administración de Mauritania si tal cosa fuera posible y el sur de España. Al mismo tiempo, la RASD aduce que durante la Edad Moderna ningún soberano marroquí administró de forma efectiva los territorios saharauis, época durante la cual los nómadas de estos territorios se dedicaron al comercio y al pastoreo sin imposiciones externas. ¿Está el pasado almorávide por encima del pasado autónomo moderno? Si estamos hablando de cuestiones temporales, ¿hay algún criterio cuantitativo para dar validez a una u otra postura? La ambigüedad de esta argumentación parece invalidarla para justificar la existencia de una nación.

Por otro lado se suele acudir a la existencia de una lengua materna común para definir una nación, lo cual sería tanto como decir que Portugal, Angola, Mozambique y Brasil son una única nación dividida en varios países, tres continentes y dos hemisferios. Quizás, para completar esta definición, deberíamos añadir la variable de territorialidad, es decir, el compartir un territorio delimitado. En este sentido sí, el Sahara sería marroquí. O Marruecos sería saharaui.

Realmente, si analizamos los procesos de creación nacionales de los estados europeos (es decir, del lugar que ha creado los conceptos nación y estado) podemos observar que en un gran número de casos son los estados los que crean las conciencias nacionales, sin perjuicio de que en otros casos sea esa misma conciencia la que puja por crear un estado. Nación es, en última instancia, fruto de la voluntad política de una comunidad independientemente de cualquier otra circunstancia. La creación de un estado no es sino la puesta en práctica del proyecto político de dicha comunidad o, al menos, de la parte hegemónica de esta.

La aparición de gran parte de los estados árabes actuales formaba parte del proyecto político de las oligarquías de dichos territorios a principios del siglo XX, pero no de las bases de dichas comunidades que, de hecho, no tenían un proyecto político propio hasta mediados de ese siglo, con la aparición del panarabismo y del socialismo árabe. Cuando la hegemonía de un grupo social se rompe, o no llega a consolidarse, es cuando se abre el proceso de creación, destrucción o transformación del estado. En el caso saharaui, los grupos mayoritarios asentados en ese territorio no reconocen la hegemonía marroquí ni su proyecto político, teniendo un proyecto propio y diferenciado independientemente de cualquier otra consideración. Esta contradicción se manifiesta con la fuerza suficiente como para mantener un estado diferenciado en al menos parte de los territorios de Sahara Occidental.

Cuando Haidar reniega en un trámite administrativo de la nacionalidad marroquí, está renegando del proyecto político de la clase en el poder en Marruecos. El problema no es que una activista reniegue del mismo, sino que visualiza una tensión social de gran fuerza en el seno del Sahara Occidental. No es un problema individual, sino colectivo, hasta el punto de que es capaz de involucrar a tres estados (España, antigua metrópoli; Marruecos y la RASD, que compiten por administrar el territorio) quieran o no. Cualquier posible solución al conflicto a largo plazo pasa por integrar a la comunidad saharaui en el estado marroquí (bien mediante la transformación del estado a todos los niveles y de forma radical incluyendo el proyecto político saharaui en el mismo, bien mediante una integración forzosa de formas que suelen ser calificadas como crímenes contra la humanidad y a las que el último siglo nos ha acostumbrado demasiado) o por la plasmación del proyecto político de la mayoría saharaui de forma real y concreta. Es decir, mediante la aplicación del derecho de autodeterminación.

Nem a pams”

A través del conflicto Sàhara Occidental-Marruecos podemos realizar estos análisis entre naciones y estados. Pero creo que seria necesario matizar ciertos comentarios.

Es peligroso hablar de “nomadismo saharaui”: más del 80% de la población en el año 1975 (el de inicio del conflicto) era sedentaria (según el censo admitido por la ONU el año 1997); actualmente prácticamente toda. Este concepto (el de nomadismo) suele ser usado por las teorias promarroquinas tendenciosamente, seguramente para aparentar la disgregación de la población y la inexistencia de un sentimiento nacional fuerte en el territorio.

Cuando comparamos el conflicto con el de otros países, como “Francia, Inglaterra o la misma España”, o con la “nacionalidad vasca”, peligra no entender la naturaleza de éste. Aquí estamos ante un conflicto internacional, Marruecos es la fuerza militar ocupante y el Sáhara Occidental está incluído anualmente en la lista de territorios pendientes de descolonización (según resoluciones de la ONU). Por ello ningún país a reconocido la anexión del territorio por parte de Marruecos (siguiendo el Tratado de Ginebra), habiendo más de 80 que sí reconocen la RASD (aunque ninguno de ellos con un peso importante en el Consejo de Seguridad de la ONU). Aquí hablamos de ocupación internacional (como en el caso de Kwaitt); y no de soberanías nacionales, como en los otros casos (España, Francia, etc.), en los que la ONU no acostumbra a tomar cartas en el asunto (no se trata de problemas internacionales).

No entiendo el tema de la lengua. Es bueno especificar que la lengua del pueblo saharaui es el hassania, un dialecto del àrabe, muy distinto al dialecto que se habla en Marruecos. Así como que la segunda lengua es el español, mientras que en Marruecos, como sabemos, es el francés.

Y ya para acabar, cuando decimos que el problema de Haidar “es capaz de involucrar a tres estados (España, antigua metrópoli); Marruecos y la RASD) quieran o no”, quisiera matizar una confusión general sobre la implicación de España, según muchos, forzada. Las denuncias de Haidar hacia España no eran por haber sido antigua metrópoli ni por exigirles una responsabilidad histórica (como sí aceptó tener Portugal con Timor). Si no por la violación de Derechos Internacionales en permitirse su viaje desde El Aaiun a España sin el permiso, el pasaporte ni la voluntad de ésta (¿se trata de un secuestro?). Así, el Gobierno español, a pesar de conocer su ilegalidad (se saben de llamadas del piloto a las autoridades pertinentes; y un piloto nunca realizaría dicha acción sin dicho permiso), se implica en el conflicto activamente, es decir, bajo su propia voluntad.

Són solo unas observaciones (podríamos buscar otras) que nos ayudan a entender que muchas veces los matices muestran la intención tendenciosa de ciertas opiniones generales, algunas de ellas fundadas por los grandes medios de comunicación. Ayudar a entender el conflicto ayuda a su solución.